viernes, 21 de enero de 2011

El silencio de un gran proyecto

Lázaro Cárdenas.- Este mes se cumple un año de concretada la propuesta del proyecto de Saneamiento del Delta del Río Balsas y su Integración a la Dinámica Económica y Social de la Región, el más ambicioso de los programas concebido hasta hoy para mejorar la calidad ambiental de la zona, con el claro objetivo de disminuir la vulnerabilidad en la salud y la economía de la sociedad regional.

A pesar de su extraordinario valor y consecuencias prácticas que, de paso, establecerían un ejemplo nacional de rescate ambiental, poco, o casi nada, ha vuelto a conocerse de este proyecto. La última información conocida se refirió a que la complejidad y dimensiones del proyecto no le permitirían avanzar tan rápido como es lo deseable, esencialmente por razones económicas y políticas.

Económicas por su alto costo, que requiere de un financiamiento interinstitucional, tanto público como privado; y políticas porque demanda una auténtica y duradera voluntad política de los tres niveles de gobierno. Sin cualquiera de estos dos ingredientes, el proyecto perdería su viabilidad.

La concepción y el convencimiento de seguir adelante con esta gran cruzada de saneamiento y rescate ambiental de la zona del delta del río Balsas tiene fuertes impulsores en Lázaro Cárdenas, tanto del lado del gobierno estatal como del federal, pero hay la impresión de que en instancias superiores el proyecto es visto como algo inalcanzable aún para la capacidad de la sociedad de Lázaro Cárdenas, incluidas dependencias, empresas y comunidad.

Ciertamente, el proyecto es verdaderamente extenso y complejo. Baste señalar que la propuesta de participación incluye a doce instituciones, como la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, el Instituto Mexicano de Tecnologías del Agua, la Secretaría de Marina-Armada de México (con su Instituto Oceanográfico del Pacífico), el Centro de Investigación en Geografía y Geomática, el Instituto Politécnico Nacional, el Instituto de Investigaciones Nucleares, el Instituto de Investigaciones Económicas y Empresariales y el Cisese de Ensenada, por mencionar algunas de esas instituciones, sin contar la participación de empresas y gobiernos.

Cualquiera podría preguntarse de qué se trata realmente el proyecto para intentar aglutinar tantos recursos, pero la sola mención de los grupos de trabajo que van en la propuesta puede ser suficiente para responder a esta inquietud. Se requieren especialistas en saneamiento ambiental, ingeniería ambiental y portuaria, ecología y salud, desarrollo económico y social, tecnología apropiada y turismo y ordenamiento ecológico territorial.

Y no para ahí, cada uno de los grupos de trabajo especializado tiene varias tareas por delante que incluyen, entre otras tantas, inventarios biológicos, diagnósticos de salud pública, planes de manejo ambiental, diseño de estrategias económicas, organización social y productiva, diagnóstico energético, propuestas de ecotecnia y más.

Cabe esperar que el proyecto siga vigente y que no está detenido, pero no debe olvidarse que independientemente de los factores científicos, económicos, políticos y administrativos contenidos en el mismo, debe encontrarse también una sociedad local enterada e interesada que respalde voluntades y acciones una vez que conciba, como comunidad, la importancia y beneficio de este proyecto.

Pero ¿cómo involucrar a esa comunidad en tal concepción si no fluye la información suficiente y oportuna? A menos que no haya nada que decir, excepto que no hay ningún avance. -o0o-