martes, 3 de junio de 2008

Singular aniversario

Lázaro Cárdenas, Michoacán.- Mañana día 4 se cumplirá un año de que oficialmente ArcelorMittral dio a conocer el contenido y símbolos de su nueva identidad; con este hecho empezó el adiós definitivo a Sicartsa.

Muy probablemente por razones tanto comerciales como legales y políticas, el Grupo Villacero decidió conservar la razón social de Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, el acrónimo “Sicartsa” y el símbolo que identificó a esta empresa, cuando los inversionistas adquirieron el complejo siderúrgico en 1991.

En el pasado, tanto el gobierno estatal como el municipal se opusieron rotundamente a la sugerencia del escritor mexicano de origen italiano Gutierre Tibón, un apasionado investigador del significado de los nombres, cuando propuso cambiar el nombre de la ciudad de Lázaro Cárdenas por el de Cardenia, así como por el de José María Morelos se había adoptado el de Morelia.

“Es enaltecer también de esta forma el nombre del general (Lázaro Cárdenas), independientemente de que su fonética sería indudablemente más universal”, había dicho Gutierre Tibón luego de un estudio sobre el particular. Pero algunos respondieron celosamente, incluso con una mezcla de enojo y burla, que no.

Entonces el Congreso michoacano y el Cabildo cardenense tenían la facultad de decidir en un sentido o en otro, pero en el caso de la fusión de Sicartsa con ArcelorMittal no hubo la menor opción de pronunciarse en ningún sentido para preservar el nombre de Sicartsa.

Y es que para los michoacanos, y los mexicanos en general, el nombre del general Lázaro Cárdenas del Río sigue siendo parte indivisible de la siderúrgica. Es su génesis. Es más, un gran número de habitantes de Lázaro Cárdenas se consideran parte intrínseca, obligada, de ese origen, tanto como los primeros técnicos y operarios del complejo siderúrgico se identificaron con ese mismo significado, aún cuando la mayoría de ellos procedían de otras latitudes del país.

En un amplio sentido, la visión de futuro que estaba en la mente de los planeadores del complejo siderúrgico, encabezados por el general Lázaro Cárdenas (considerado el principal impulsor del entonces llamado Proyecto de Las Truchas), pudo transmitirse a la posteridad traducida en un desafío a la capacidad de logro que ha identificado a los pobladores locales.

De no haber sido así, habría un área que no explicaría el compromiso adquirido por muchos de estos hombres para permanecer aquí bajo las difíciles condiciones que presentaba la zona en sus primeros años y que aún persisten en ciertos rubros de la vida cotidiana.

La gran mayoría de los técnicos y los operarios aceptaron un reto que se encontraba más allá de meras razones de subsistencia; había entonces, como ahora, una motivación: la oportunidad de participar en un proyecto integral, excepcional, que implicaba retos profesionales y de destino.

En rigor, el proyecto de Sicartsa, al igual que el del complejo portuario de Lázaro Cárdenas respondieron desde su origen a encadenar acciones que permitieran promover un desarrollo con clara orientación de posicionar a México en un plano de mercado internacional.

Una obra de esta naturaleza y envergadura difícilmente podría haber sido planeada para satisfacer necesidades desde la lógica de un desarrollo únicamente interno y regional. El proyecto correspondió desde su inicio a una lógica productiva orientada hacia el mercado mundial que hoy muestra su razón y, con amplitud, el valor de la visión del general Cárdenas.

El contenido humano del episodio que ha envuelto la transformación del delta del Balsas en el emporio portuario y siderúrgico que es actualmente, es una epopeya para los pobladores de Lázaro Cárdenas, quienes ven desaparecer así, abruptamente, algunos de los signos más relevantes de la historia, como el nombre de Sicartsa.

Sirva la reflexión a manera de esfuerzo por preservar en la memoria colectiva de Lázaro Cárdenas el contenido del extraordinario episodio de Sicartsa, y en reconocimiento a los hombres que en alguna época transitaron por ella, para dejar ejemplo de la capacidad de logro de los mexicanos; muchos de ellos antecedente inmediato de los sindicalizados mineros, técnicos y empleados de hoy.

Una comunidad sin memoria difícilmente comprende su presente. -o0o-